La IV Cátedra de la Asociación Colombiana de Facultades de Humanidades y Ciencias Sociales (ASOCOLFHCS) se celebró el pasado 27 de septiembre en la Corporación Universitaria Americana de Barranquilla. Este evento reunió a destacados académicos con el propósito de reflexionar sobre los desafíos que trae consigo la inteligencia artificial en áreas tan diversas como la ciudadanía, la gobernanza y la ética. Con la participación de expertos como Fernanda Pattaro Amaral, Erick Manuel Rubio, Breitner Piedrahita Pérez, Oscar David Meza Bertel y Orlando Javier Higuera Torres, la discusión se centró en cómo la IA está transformando tanto el panorama social como el académico en Colombia.
Uno de los temas más relevantes fue la reflexión de Fernanda Pattaro Amaral sobre el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, analizado desde la perspectiva del feminismo institucional y la estética democrática. Amaral destacó cómo la inclusión de mujeres en puestos de poder en el actual gobierno refleja una transformación en el discurso político, enfocada en responder a las demandas de género. Sin embargo, la ponente subrayó que, a pesar de esta representación estética del feminismo en el gobierno, persisten profundas barreras estructurales en términos de movilidad social y equidad de género.
Por otro lado, Erick Manuel Rubio presentó una visión amplia sobre el impacto de la inteligencia artificial en la construcción de ciudadanía y su papel en la gobernanza. Rubio señaló que la IA puede ser una herramienta valiosa para mejorar la toma de decisiones en sistemas sociales complejos, al permitir una gestión más eficiente de grandes volúmenes de datos. No obstante, también advirtió sobre los riesgos asociados, como la desinformación y la pérdida de privacidad, resaltando la necesidad de que los ciudadanos adquieran competencias digitales sólidas para poder interactuar de manera efectiva y responsable con las nuevas tecnologías.
Oscar David Meza Bertel aportó una perspectiva legal, centrando su intervención en las implicaciones de la inteligencia artificial dentro del sistema judicial colombiano. Si bien tecnologías como las Legal Apps ya se están utilizando para agilizar ciertos procesos judiciales, Meza Bertel alertó sobre la falta de un marco regulatorio adecuado para estas herramientas. Insistió en que, aunque la IA puede optimizar la eficiencia en los despachos judiciales, las decisiones más cruciales deben mantenerse en manos humanas para garantizar que se actúe con la ética y el discernimiento necesarios.
Breitner Piedrahita Pérez continuó la discusión al destacar la importancia de las competencias digitales en la era de la inteligencia artificial. Según su análisis, en un entorno cada vez más digitalizado, es fundamental que tanto los profesionales como los ciudadanos estén preparados para manejar las herramientas tecnológicas disponibles.
Piedrahita mencionó ejemplos concretos, como Fliki y TTSMAKER, plataformas que están transformando los métodos de enseñanza y la forma en que se accede al conocimiento. Sin embargo, también advirtió que el uso de estas herramientas requiere un aprendizaje continuo, ya que la IA no solo se trata de innovación, sino también de saber cómo aprovechar su potencial de manera efectiva.
Por último, Orlando Javier Higuera Torres, de la Universidad Tecnológica de Bolívar, presentó la ponencia Inteligencia artificial y seguridad global: retos y perspectivas para Colombia. Higuera destacó cómo la IA está cambiando el panorama de la seguridad global y señaló los desafíos que representa para Colombia en términos de implementación y regulación. También subrayó la importancia de desarrollar un enfoque estratégico que permita al país aprovechar los beneficios de la IA en la seguridad, al tiempo que se gestionan los riesgos y se promueve una utilización ética y responsable de esta tecnología.
Al finalizar el evento, quedó claro que el diálogo entre las humanidades y la inteligencia artificial es más relevante que nunca. A lo largo de las ponencias, se evidenció que, aunque la IA ofrece oportunidades para transformar las dinámicas sociales y políticas, también plantea retos éticos que no pueden ser ignorados.
Los expertos coincidieron en que el desafío más grande radica en garantizar que estas tecnologías se utilicen de manera equitativa, promoviendo la inclusión y la justicia social. Así, las humanidades desempeñan un papel crucial para guiar este desarrollo, aportando una reflexión crítica y ética que asegure que la tecnología sirva a los intereses más profundos de la sociedad.